Fue entonces cuando recordé el motivo
por el cual me había levantado, aquel libro, abierto de par en par sobre aquel
desdichado suelo; parecía ser un diario con una fecha muy antigua, 1989, diez
años antes de yo nacer; aquellas dos páginas era lo último escrito por su
propietario, quien resultó ser Erik, un chico en aquel entonces de mi edad, que
contó palabra tras palabra su agonizante vida escolar, repleta de enormes
abusos e injusticias. Según pasaba las páginas de aquel diario sentía todo su
dolor, su frustración y su inmenso deseo de no seguir perteneciendo a este
mundo, siendo así, el penúltimo curso el último de su vida.
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